Hoy por hoy, en un mundo de valores relativos, el
consumo de drogas y alcohol ya no son una problemática de la clase media o
baja. Las adicciones no discriminan a un grupo etario o social.
Si recurrimos a las estadísticas brindadas por las
diversas agencias que se encargan del tema podemos observar que son cada vez
más numerosos los casos de adicción a algún tipo de sustancia dentro de las
familias.
¿Qué hacer con esta situación? ¿Cómo poder enfrentarla
y cooperar con el adicto para que pueda salir adelante?
- · Coadicción. En primer lugar, es de vital importancia entender que cuando hay un adicto en casa, la familia también está enferma. Los integrantes que rodean al adicto, se convierten en co-adictos y cuando uno o más miembros de una familia son adictos activos, esta familia se afecta, de manera contundente en su funcionamiento. La dinámica de las relaciones, la comunicación y la conducta de sus miembros, cambian y se hacen disfuncionales, como resultado del proceso adictivo. Estos cambios pasan a formar parte de la dinámica de la adicción, produciendo codependencia y facilitando la conducta adictiva. Por eso es importante que a la hora de buscar ayuda no sólo se interne o se comience un tratamiento con el adicto sino que la familia adquiera un rol fundamental en la recuperación. Desde terapia familiar hasta grupos de autoayuda exclusivos para padres, madres o hijos de adictos están al alcance como herramientas de recuperación para la familia entera.
- · Es necesario buscar ayuda. Son reiteradas las veces cuando se confronta al adicto sobre su adicción y éste la reconoce pero cree poder salir adelante solo. Es un gran error. Debemos entender que el adicto necesita de ayuda para recuperarse. Como mencionamos en el punto anterior, la familia es importantísima en el tratamiento. Pero también debemos prever acompañar al adicto a un centro de Rehabilitación, a un terapeuta o a grupos de autoayuda donde tenga trato y relación con otras personas recuperadas quienes facilitarán el proceso de recuperación.
- · El adicto no se sana. Se recupera. Por eso necesitamos paciencia a la hora de acompañarlo en el tratamiento y recuperación. Seguramente tendrá períodos de abstinencia, pero también de recaída. En ese momento no hay que bajar los brazos. Justamente ahí es donde hay que volver a levantarse como familia y demostrarle nuestro apoyo y confianza para salir adelante. No se trata de estar todo el tiempo esperando a que el adicto recaiga sino de poder entender que la persona está en proceso de transformación y que como tal, necesitará de tiempo para llevar a cabo la restauración completa.
- · Poner Límites. Los límites son reglas, normas ó acuerdos que dan tranquilidad y permiten una adecuada comunicación familiar y una vida más gobernable y sobria. Es clave a la hora de la recuperación establecer límites claros en casa. En la familia enferma los límites no se respetan, no se establecen ó son demasiado rígidos, lo que significa ser cómplice de la enfermedad y cuando esto sucede los miembros de la familia se invaden uno a otros y no hay organización. El adicto NUNCA aprenderá a resolver sus propios problemas en una familia responsable si la familia siempre soluciona el problema, sin antes hacer que el adicto se enfrente a él mismo o que sufra las consecuencias. Por eso es tan importante poder establecer límites claros tales como horarios de llegada y salida (en especial si son adolescentes), actividades y tareas a realizar dentro del hogar, quién entra o sale de nuestra casa, amistades, etc.
Abigail Gelhorn
Consultora Psicológica.
Trabaja en grupos de
autoayuda con madres y esposas de adictos.